Es muy habitual en esta época del año encontrarnos con una serie de agujeros en nuestra pradera y observar una debilitación y destrozo del césped aledaño a los mismos.
Si lo que ves es algo parecido a lo que muestran las fotos, seguramente estás ante una plaga de topillos.
Los topillos son bastante tenaces y difíciles de disuadir o eliminar, pero con un buen estudio del terreno (instalaciones aledañas, nivel de invasión, edafología del terreno, salud del césped…) se puede determinar una solución apropiada para cada caso.
Si bien el Microtus arvalis se encuentra en la lista roja de la UICN, es más común encontrar el Microtus Cabrerae, sobre cuya eliminación no se aprecia prohibición alguna. Además, son recientes los esfuerzos de administraciones públicas (Castilla León, 2005-2007) por la eliminación intensiva ante el riesgo que los animales suponían para las cosechas.
A la hora de decidir sobre la eliminación o ahuyentado de los roedores, no siempre dependeremos de cuestiones morales, pues en ocasiones no es posible ahuyentarlos sin provocar un mal mayor y hemos de elegir entre el césped o ellos.
Las soluciones a adoptar son:
- Ahuyentarlos con ultrasonidos (puede resultar dañino para otros pequeños animales).
- Ahuyentarlos con elementos de fuerte olor (naftalina, gasolina). Poco efectivo.
- Atraparlos con cepos. Poco efectivo (suelen ser colonias numerosas).
- Eliminarlos con veneno químico. Cuesta un trabajo pero, combinada con los ultrasonidos, parece ser la forma más eficaz.
También conviene prevenir la aparición de estos roedores, manteniendo el suelo cuanto más limpio de babosas y gusanos mejor (son el alimento de los topillos).
Otra opción es la de tener como habitantes habituales del jardín a uno o dos gatos, aunque esto conlleve otras desventajas asociadas a orines, destrozos en las plantas, etc.
Si tiene dudas, lo mejor es que consulte con un profesional y que este diseñe un plan de actuación a medida para las necesidades concretas de su parcela.